sábado, 2 de noviembre de 2019


RELATO DE TERROR GANADOR: ¡GENIAL!



¡Genial! Ya no queda nada en una hora estaremos celebrando Halloween (la noche de los muertos). Un día en el que todo el mundo sale a la calle con su mejor disfraz, dando sustos a la gente. 
Todos los amigos habíamos quedado para pasar una noche terroríficamente divertida y diferente, y aunque os parezca raro, diferente fue. 
Cuando después de ir por casas pidiendo chocolatinas, divirtiéndonos, asustando a los niños que iban con sus papás o jugando, aparecimos, sin saber cómo, en una calle oscura. Parecía que nos habíamos perdido y no había más salida que seguir adelante. Continuamos y nos encontramos en medio de un descampado oscuro, silencioso, tenebroso, nos daban escalofríos por el cuerpo y no dejábamos de arrimarnos unos a otros, como si eso ayudase. La luna estaba oculta por las nubes y no podíamos distinguir nada. 
Decidimos salir corriendo cuando, de repente, empezaron a sonar las campanas de la torre de la iglesia y parecía que cada vez sonaban más y más fuerte, y a cada toque que daban empezaban a salir del suelo más y más tumbas. Todos gritábamos y corríamos despavoridos. Cuando dieron las doce campanadas, todo quedo en silencio. Abrimos los ojos y nos vimos rodeados por muertos, zombis, fantasmas o como queráis llamarlos. Empezamos a correr y cada vez nos perseguían más, nos escondimos detrás de las tumbas, pero no servía de nada. Era casi peor, porque aparecía, desaparecía y volvía a aparecer la sombra de una niña de blanco ensangrentada con un cuchillo en la mano y una vieja muñeca sin ojos en la otra.
Parecía que no íbamos a poder salir de aquel cementerio salido de la nada y, cuando ya nuestras fuerzas empezaron a fallar, y nos veíamos atacados por aquellos seres que nos arrancaban la camisa y nos tiraban de los pelos, como queriendo arrastrarnos hacia sus tumbas tenebrosas, oímos una voz fuerte que grito ¡COORTEN! 
Todo el cementerio se iluminó y la gente empezó a aplaudir. No sabíamos lo que estaba pasando, pues nosotros todavía estábamos temblando. Un hombre bien vestido se nos acercó y nos explicó que habíamos sido sin querer unos grandes actores improvisados en su película, pero que aun así sería todo un éxito. 
Pasaron unos segundos hasta que nos tranquilizamos y al final todo acabó con unas risas o …. No dejéis de mirar a vuestro alrededor. ¡ACCIÓN! 


Aroa Barbero, 1º de ESO