RELATO DE TERROR GANADOR: ¡GENIAL!
¡Genial! Ya no queda nada en una hora estaremos
celebrando Halloween (la noche de los muertos). Un
día en el que todo el mundo sale a la calle con su
mejor disfraz, dando sustos a la gente.
Todos los amigos habíamos quedado para pasar una
noche terroríficamente divertida y diferente, y
aunque os parezca raro, diferente fue.
Cuando después de ir por casas pidiendo chocolatinas, divirtiéndonos,
asustando a los niños que iban con sus papás o jugando, aparecimos, sin
saber cómo, en una calle oscura. Parecía que nos habíamos perdido y no
había más salida que seguir adelante. Continuamos y nos encontramos en
medio de un descampado oscuro, silencioso, tenebroso, nos daban
escalofríos por el cuerpo y no dejábamos de arrimarnos unos a otros, como
si eso ayudase. La luna estaba oculta por las nubes y no podíamos
distinguir nada.
Decidimos salir corriendo cuando, de repente, empezaron a sonar las
campanas de la torre de la iglesia y parecía que cada vez sonaban más y
más fuerte, y a cada toque que daban empezaban a salir del suelo más y
más tumbas. Todos gritábamos y corríamos despavoridos. Cuando dieron las
doce campanadas, todo quedo en silencio. Abrimos los ojos y nos vimos
rodeados por muertos, zombis, fantasmas o como queráis llamarlos.
Empezamos a correr y cada vez nos perseguían más, nos escondimos
detrás de las tumbas, pero no servía de nada. Era casi peor, porque aparecía, desaparecía y volvía a aparecer la sombra de una niña de blanco
ensangrentada con un cuchillo en la mano y una vieja muñeca sin ojos en
la otra.
Parecía que no íbamos a poder salir de aquel
cementerio salido de la nada y, cuando ya
nuestras fuerzas empezaron a fallar, y nos
veíamos atacados por aquellos seres que nos
arrancaban la camisa y nos tiraban de los pelos, como queriendo arrastrarnos hacia sus tumbas
tenebrosas, oímos una voz fuerte que grito ¡COORTEN!
Todo el cementerio se iluminó y la gente empezó a aplaudir. No sabíamos lo
que estaba pasando, pues nosotros todavía estábamos temblando.
Un hombre bien vestido se nos acercó y nos explicó que habíamos sido sin
querer unos grandes actores improvisados en su película, pero que aun así
sería todo un éxito.
Pasaron unos segundos hasta que nos tranquilizamos y al final todo acabó
con unas risas o …. No dejéis de mirar a vuestro alrededor. ¡ACCIÓN!
Aroa Barbero, 1º de ESO