viernes, 17 de marzo de 2017

RELATO GANADOR DE 2º DE ESO

Por lo menos alguien tuvo la decencia de acercarse a mí y hablarme.
El chico se llamaba Lucas y también venía de España. Los dos estábamos en la misma situación, y eso nos hizo empezar a ser muy buenos amigos.
Un día, cuando estábamos comiendo, él me propuso ir al cine, lo que supuso un gran plan para mí, ya que allí en Berlín no salía mucho.
Él me estaba esperando a la puerta del cine cuando yo llegué. Todo parecía normal, pero yo no le notaba como siempre, así que le pregunté si iba todo bien. Él me dijo que sí, y yo decidí dejarlo pasar. Nos acabamos de despedir y cada uno se iba para su casa cuando noté que algo se le caía. Era una carta muy extraña a mi parecer. Me giré para ir a dársela pero él ya había desaparecido. Yo estaba confusa, no quería abrir la carta porque eso sería entrometerme demasiado, pero la intriga me comía por dentro. ¿Por qué era un sobre tan raro?. ¿Por qué había desaparecido repentinamente?. Esa noche no dormí mucho pensando en lo sucedido, pero estaba convencida de que al día siguiente me lo explicaría.
Aquel día yo estaba dispersa en mi trabajo. Miraba para todas partes para ver si le encontraba, pero no hubo suerte. No le vi ni en la hora de la comida. Así que pensé que estaría enfermo y no habría podido venir. Pero no, ya que esta situación se repitió durante las dos semanas siguientes. Yo estaba muy preocupada, no sabía qué hacer. 
Cuando llegué a casa, entré en mi habitación y cogí la carta. Tenía que ver lo que ponía, no podía aguantar más. Así lo hice. Con mucho cuidado abrí el sobre y saqué la carta. Empecé a leer, y por sorpresa para mí, yo era su destinataria. En ella decía que se tenía que ir, y que no me podía decir porqué, ya que era demasiado peligroso como para involucrarme. 
Aquello parecía una broma, después de casi dos meses juntos, ahora de repente, desaparecía de aquella manera. Él era la única persona que yo tenía en Berlín, y se había ido.
Desde aquel momento todos los días me empezaron a parecer horribles, ya no tenía a nadie con quien hablar en el trabajo, nadie con quien quedar los sábados, y lo más importante, no sabía qué le había pasado. Necesitaba que eso cambiara de alguna manera porque no podía seguir así.
Entonces, me puse a pensar en todos los momentos que había vivido con él para sacar alguna pista de qué podía haber pasado. Haciendo memoria, me paré en el último día que le vi. Aquel sábado cuando nos despedimos después de ir al cine, yo le había notado raro, pero no sabía por qué. Ahora que lo pensaba, aquel día llevaba algo distinto en el cuello, una especie de colgante, pero no cualquiera, aquel transmitía algo extraño. Sin saber por qué salí corriendo de mi habitación hacia la biblioteca. Allí me puse a buscar antiguos amuletos que se parecieran a la borrosa imagen que yo tenía del suyo. Le había encontrado. No sé por qué, pero tenía la sensación de que era ese en cuanto lo vi.

Empecé a leer, pero cuando supe por fin lo que significaba, deseaba haberme quedado con la intriga, tenía el presentimiento de que lo que se me avecinaba no era nada bueno. Sin quererlo, me había metido en la peor pesadilla que uno pueda llegar a tener.

Chg.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Y LA FRASE PARA CONTINUAR CON LA TERCERA PARTE DEL RELATO ES...

Sin quererlo, me había metido en la peor pesadilla que uno pueda llegar a tener.


¡Animaos a continuar y sacarnos de la duda por favor!
¿En qué se había metido nuestra protagonista? ¿Qué le había pasado a Lucas?

En breve publicaremos la segunda parte completa del relato, para que podáis continuar. Tenéis de plazo hasta el 30 de marzo. ¡Suerte!

miércoles, 8 de marzo de 2017

RICHARD P. FEYNMAN. LA FÍSICA DE LAS PALABRAS

Richard Feynman se encuentra entre los pocos científicos que pueden ser considerados como grandes comunicadores. Premio Nobel de Física y a la vez una gran persona que intenta acercar la ciencia desde la sencillez y el humor; él mismo se reconoce como una persona normal con intereses muy variados:
“Me pregunta usted si una persona ordinaria podría llegar a ser capaz de imaginar estas cosas como yo las imagino. ¡Desde luego!. Yo era una persona ordinaria que estudió mucho. No hay personas milagro. Simplemente sucede que se interesan por cosas y aprenden todo ese material, pero son solo personas.”

Considerado como uno de los científicos más influyentes del siglo pasado, la cercanía y la sensatez de sus frases hacen que este libro sea agradablemente ameno y apto para todos los públicos.
Escrito por su hija, ésta recoge reflexiones sobre temas tan normales como la familia o a la educación, acercándonos al científico como persona con sus dudas, certezas y aficiones (por ejemplo tocar los bongos...¿os recuerda esto a algún personaje televisivo del Big Bang Theory?)


Léase sin prejuicios que puedan encasillar este libro como una lectura solo para científicos.


Manuela Marcos González.