Y de nuevo en un problema, es que
tengo un don especial para meterme en problemas. Y ahí, en ese oscuro y
olvidado callejón de Berlín me encuentro sola, sola y acorralada por la
friolera de nueve robustos hombres, entre ellos Lucas, sí el mismo que tiempo
atrás llegó a encandilarme con su tímida sonrisa y su gran paciencia para
escuchar todas mis penas. En este momento tengo que reconocer que estoy más
preocupada por este detalle que por mi propia vida, ya que a ese farsante le
había revelado hasta mi talla de pantalones. ¡Lo sabía todo sobre mí!
Son
momentos muy intensos los vividos en ese lugar ya que mientras ellos hablan,
supongo que en ruso, yo creyendo que este es el final de mi vida me pongo a
pensar en los mejores momentos de estos casi veinticinco años que me avalan.
Pienso en mis padres, en mi hermana, en mis amigas de Madrid e incluso pienso
en la decepción que me he llevado con Lucas. De pronto veo que la banda termina
su conversación y Lucas se marcha del lugar de una forma tan fugaz como la
vivida anteriormente en la puerta del cine. Un individuo cubierto por un
pasamontañas, tengo que reconocer que tenía unos ojos azules penetrantes, se me
acerca y sin mediar palabra me empieza a desnudar sin reparo. En este momento
me siento la persona más infeliz del planeta… y todo para ponerme una ridícula
túnica oscura similar a la llevada por los miembros de la organización y yo
mientras me pongo la túnica me pregunto: ¿lograré salir de las garras de este
mafioso?, ¿qué ganan secuestrando a jovencitas de mi edad?... ¡Ay, ingenua de
mí! Con la cantidad de veces que había redactado artículos sobre este tipo de
bandas… en fin, supongo que el terror me ha anulado la capacidad de pensar por
mí misma. Tras esto, y hay que decirlo a base de empujones, me introducen en
una repugnante furgoneta negra, y para mi sorpresa, en el interior de la misma
no voy a viajar sola ya que en ella se encuentran tres jóvenes en condiciones similares a las
mías. Todas son americanas, que al igual que yo, han venido a Berlín a buscarse
la vida. Gracias a mi buen inglés soy capaz de entenderme con ellas, ¡ahora
agradezco el empeño de mis padres en que aprendiera idiomas!, ¡qué haría hoy
sin ellos!...
Tras el paso de las horas, con nuestra relación ya afianzada y algo más
tranquilas, llegamos a la conclusión de que en verdad lo que pretenden es
acabar con nosotras para después traficar con nuestros órganos, ¡típico en este
tipo de bandas! Llegar a esta conclusión hubiera sido imposible sin la
aportación de Mara, la chica que más días lleva secuestrada y que había
escuchado algo de “órganos” en una conversación en inglés entre varios
criminales semanas atrás.
El tiempo se nos echa encima, nuestro final cada vez está más cerca, no
sabemos si reír o llorar hasta que de pronto se abre la puerta trasera de la
oscura furgoneta y para mi sorpresa ¡es Lucas!, ¿qué querrá ahora? me pregunto
a mí misma. Misteriosamente se acerca a nosotras y susurrando nos dice: “ha
llegado vuestra hora”, nos ponemos todas a gritar eufóricamente y de repente me
despierto de un sobresalto y resulta que estoy en mi cama, en mi casa, con mi
hermana dormida como un tronco al lado y
con el corazón latiéndome a mil. Afortunadamente todo había sido una terrible
pesadilla en la que había llegado a experimentar sensaciones que no había
tenido jamás. En este momento puedo aplicar aquella oración que lleva
persiguiéndome años, tras una lectura que hice: SI VAS A SOÑAR, SUEÑA EN
GRANDE.
FIN
CGA
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